EFE LIMA Jueves, 12-03-09
La célebre poeta peruana Blanca Varela falleció hoy a los 82 años de edad, dejando tras de sí una memorable obra lírica reconocida universalmente y condecorada con galardones como el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2007.
El fallecimiento fue confirmado hoy a Efe desde su domicilio, pero las fuentes no proporcionaron más detalles sobre las causas de la muerte de la poetisa. Varela, nacida en Lima en 1926, también había sido condecorada con el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en el 2001 y fue la primera mujer que ganó el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca en 2006, dos de los más importantes de poesía en español. Quienes la conocieron aseguran que "Varela nunca buscó premios ni reconocimientos" y destacan que "la Blanca literaria y la que preparaba un pisto era la misma persona", ya que "como escritora hacía muchas transfiguraciones de sucesos que le ocurrían en su vida cotidiana", según declaraciones del también poeta peruano Edgar O'Hara.
En esa ciudad conoció a Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Michaux y Alberto Giacometti, y estuvo además en contacto con el círculo de intelectuales latinoamericanos y españoles radicados en Francia, según la agencia Andina.
Después de su larga temporada en París, Varela vivió en Florencia y luego en Washington, ciudades donde se dedicó a hacer traducciones y eventuales trabajos periodísticos.
En 1959 publicó su primer libro "Este puerto existe", en 1963 "Luz de día" y en 1971 "Valses y otras confesiones". Más tarde, en 1978, realizó su primera recopilación fundamental con su escritura "Canto villano". Finalmente apareció su antología de 1949 a 1998 con el título "Como Dios en la nada".
Blanca Leonor Varela Gonzáles, nacida en Lima el 10 de agosto de 1926, está considerada como una de las voces poeticas más importantes de la actualidad en América Latina. Se inició en la poesía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde ingresó en 1943 para estudiar Letras y Educación. En esta universidad conoce a Sebastián Salazar Bondy, Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, y a quien fuera su esposo, el pintor Fernando de Szyszlo, con quien tuvo dos hijos.
A partir de 1947 empezó a colaborar en la revista "Las Moradas" que dirigía Westphalen; en 1949 llega a París, donde entraría en contacto con la vida artística y literaria del momento de la mano de Octavio Paz, una figura determinante en su carrera literaria, que la conectaría con el círculo de intelectuales latinoamericanos y españoles radicados en Francia.
De esta etapa data su amistad con Sartre, Simone de Beauvoir, Henri Michaux, Alberto Giacometti, Léger, Tamayo y Carlos Martinez Rivas, entre otros. Después de su larga temporada en París, Varela vivió en Florencia y luego en Washington, ciudades donde se dedicó a hacer traducciones y eventuales trabajos periodísticos.
En 1962 regresa a Lima para establecerse definitivamente y cuando viaja suele hacerlo principalmente a los Estados Unidos, España y Francia. El hecho que algunas de sus obras hayan sido traducidas al alemán, francés, inglés, italiano, portugués y ruso implica un reconocimiento a su obra fuera de las fronteras de su país natal. A diferencia de otros escritores, Blanca Varela no acostumbra a dar entrevistas y sus apariciones en público son más bien escasas y discretas.
Ha sido condecorada con la Medalla de Honor por el Instituto Nacional de Cultura del Perú.
Ha sido condecorada con la Medalla de Honor por el Instituto Nacional de Cultura del Perú.
En 1959 publicó su primer libro, «Ese puerto existe», en 1963 «Luz de día» y en 1971 «Valses y otras confesiones». Más tarde, en 1978, realizó la primera recopilación fundamental de su escritura en «Canto villano». Finalmente apareció su antología de 1949 a 1998 con el título «Como Dios en la nada».Obtuvo el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en el año 2001, el Premio Ciudad de Granada 2006 y los premios García Lorca y Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2007.
I
Se fue el día,
las escamas del sueño giran.
Todo desciende,
la noche es el tedio.
En el desierto, a oscuras,
temerosa del amor
la ostra llora a solas.
Caen las lívidas hojas de tu frente,
Te alejas, negra burbuja sin destino.
Se abren súbitamente mil calles,
arrecifes en llamas
retienen tu cuerpo helado como una lágrima,
nada te hiere,
el coral clava su garra en tu sombra,
tu sangre se desliza, inunda praderas,
salta de las ventanas como un rojo sonido
y todo esto no es sino el otoño.
Visitar:
No hay comentarios:
Publicar un comentario