Diálogo de la película "Notebook" (2004), del guionista Jeremy Leven y la adaptación de Jan Sardi, basado en la novela original de Nicholas Sparks

viernes, 27 de enero de 2012

¿Formación técnica de calidad?


Una mirada más o menos rápida a la oferta formativa en distintos temas, desde los más técnicos y especializados hasta los mas planos, nos permite diagnosticar que el nivel académico de los técnicos que soportan la capa media del páis es atravesado en la actualidad por un mercantilismo en ascenso y una poca profundidad de conocimientos.

Para nadie es ya en estos tiempos que la gestión del conocimiento es una necesidad de las organizaciones y no un lujo para algunos pocos. A nivel organizativo, en efecto, captar y documentar el conocimiento es parte de cualquier programa de trabajo corriente, ya ni siquiera constituye linea de avanzada o estrategia compleja. Es, como se ha dicho, una necesidad. Ese conocimiento debe ser organizado de tal manera que sea el capital más valioso de la organización de la mano del capital humano que lo pone en práctica y ejecuta las operaciones cotidianas. Este conocimiento técnico de corte práctico y altamente valioso todavía no encuentra una sistematización estándar en nuestro medio, aunque tal vez la falencia exceda nuestras fronteras.

Por otro lado, el conocimiento técnico más teórico, el de la especialización en gestión, el que se brinda a través de diplomados, maestrías o postítulos se ha vuelto esquivo si de calidad y nivel se quiere hablar. Este conocimiento, si bien es cierto se ofrece en cantidades industriales en cada esquina no siempre tiene asidero en la realidad, por insuficiente en su profundidad o rogurosidad, o por altamente costoso cuando de alguna institución de prestigio se trata. 

En cualquier escenario, estamos ante una crisis de formación técnica por donde se mire, o porque no se ha estructurado alguna forma de organizar y documentar el conocimiento de las organizaciones, o porque la brecha existente entre calidad y precio no termina de sincerarse para atender a los técnicos con que actualmente cuenta nuestra sociedad.

El vicio de tener titulaciones a cualquier costo fue adquirido por la generación que viene de una formación educativa básica muy regular, de baja calidad, por ende atender la educación básica en el país sigue siendo una necesaria prioridad de los gobiernos. En este rubro, para quienes no cuentan con ingresos significativos se ofrece una plataforma de especialización de mala calidad, que no aspira a tener utilidad en el mundo real.

Para quienes, por el contrario, si tienen una formación de pregrado e ingresos suficientes existe una oferta formativa de mejor nivel. La variedad oscila en función del costo, ya sea que provenga de una institución de prestigio ganado o no. En el segundo caso los costos son bastante elevados. Algunas alternativas apoyadas por la tecnología (e-learning) vienen abarcando mayor público en los últimos años, sin embargo todavía adolecen de poca madurez como modelos y por los resultados. 

Una vez más se advierte la falta de planificación en temas vitales para el desarrollo del país. En este caso, la formación básica, como se ha señalado, viene a consolidarse como una premisa ineludible que engarza perfectamente con la formación técnica que debe brindarse a los profesionales que dominan el mercado laboral del país. Si no existe una línea de trabajo sólida, unificada, coherente y con un claro rumbo, no podemos esperar que el profesional o técnico, público o privado, ejerza su legítima exigencia de calidad y, por consecuencia lógica, de costo.

El Perú tiene que cambiar.