Diálogo de la película "Notebook" (2004), del guionista Jeremy Leven y la adaptación de Jan Sardi, basado en la novela original de Nicholas Sparks

martes, 16 de diciembre de 2014

Cuando la discriminación se vuelve polìtica de Estado

Acerca de la recientemente aprobada desafortunada ley del trabajo juvenil que no hace otra cosa que sentenciar a los jóvenes peruanos a la ignominia laboral, voces lúcidas ya se han pronunciado para tratar de introducir el buen tino, la sensatez, el sentido común (que como siempre es el menos común y la razón en la mesa de debates, en momentos en que el discurso oficial no hace sino mantener el argumento iluso de que es una suerte de "derecho de piso" de las nuevas generaciones, necesario para que se adentren en el sistema. 

Totalmente desafortunada esta ley que no hace sino continuar desenmascarando el divorcio con la realidad de una clase política y un gobierno que se alejan cada vez más de los verdaderos intereses nacionales. Además, resulta incomprensible que ni siquiera se haya optado por el elemento electoral, o quizás sí, pero afianzando sus vínculos con el empresariado antes que con los ciudadanos. 

¿Y el Tribunal Constitucional? Bien, gracias. No se oye, padre. 

El debate apenas comienza.

Propuestas como la de Carlos Bruce nos devuelven la esperanza de que se puede remediar el atropello, se puede volver a la cordura. 


"En materia laboral estamos yendo a la deriva", señalè hace pocos dìas a través de mi cuenta de Twitter (@ferarca), aludiendo al tambièn discrminatorio recorte del derecho de los empleados público a recibir los depósitos semestrales de su CTS (Compensaciòn por Tiempo de Servicios), al cumplirse el modificado artículo 2º de la Ley de CTS, Decreto Legislativo Nº 650, infelizmente alterado por una disposiciòn complementaria de la todavía más infeliz Ley de SERVIR. 

Y ni qué decir de las flagrantes e inconstitucionales limitaciones a los derechos colectivos introducidos en leyes diversas, como el derecho a la negociaciòn colectiva sobre derechos económicos o el pago de lo que dispongan en su momentos tribunales arbitrales legalmente constituidos. En fin, un atropello tras otro. 

Insisto, hay mucho más por debatir. Seguiremos informando.