Pero poco importaba a nuestros ministros educados en Harvard y Chicago, la receta no se discutía.
Ahora, pocos años después vemos que la discusión en plena crisis mundial, vemos que no esta definida.
La mayoría de los economistas argentinos, y las editoriales de los diarios más importantes de Argentina, piden un cuidado extremo en el gasto, en atención a la crisis mundial y a los próximos vencimientos de la deuda.
¿Será esa la única opción? ¿Recortar gastos para mantener un superávit?
¿No fue esa la receta que nos llevó a repetidas crisis en 1999 y en el 2001?
Einstein decía: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo."
En democracia siempre la misma receta
En 1983, Argentina vuelve a votar después del triste proceso. Asume Alfonsín, y elije a Bernardo Grinspun como su ministro de Economía. Con ideas keynesianas, el ministro no encuentra el rumbo y es reemplazado a inicios de 1985 por Juan Sourrouille quien implementa el Plan Austral.
Walter Graziano dice en su libro Las siete plagas de la Argentina: “El plan Austral se basaba en dos medidas importantes, 0,80 australes por dólar y la promesa solemne, anunciada en un discurso realmente impactante de Alfonsín a punto de poner las manos en el fuego, prometiendo que Argentina no emitiría un solo peso, un solo austral más para financiar el déficit fiscal…Alsogaray era el abanderado mediático de la lucha contra el déficit”.
El mismo autor, consternado respecto a la “plaga” de los noventa “cada nuevo ajuste fiscal aumenta las expectativas de crisis económica, porque va a ser necesario bajar más los salarios”.
Existe en Argentina un sobredimensionamiento de la cuestión fiscal. Tal vez la escuela de Chicago, donde estudiaron muchos de los ministros y asesores económicos, piensen en el camino único, y se consolan cuando la receta no funciona que el ajuste no rindió frutos porque no fue suficiente.
En el 2001, López Murphy y Solanet planearon uno de los ajustes más crueles de la historia económica de Argentina, la presión social, no permitió que lo implementaran.
Ahora Stiglitz y Krugman se sumaron al bando de los que sugieren un aumento de gasto en Estados Unidos, la Unión Europea y China. Si estos países aumentan la demanda, la crisis no será fuerte y las expectativas pueden revertirse.
Después de nombrar a todo su equipo económico, parece que la decisión inicial será mas inversión y menos impuestos a las clases bajas (algo que prometió Obama), y el futuro presidente intentará aumentar el consumo.
En la región, Brasil también hizo punta en cuanto a un mayor gasto, paquete de ayuda a ciertos sectores, subsidios y buscar que la demanda no se caiga.
Es difícil saber si Obama podrá evitar una gran recesión, aunque los antecedentes históricos muestran que cerrar el grifo del gasto en crisis como esta, solo hicieron ingresar a los países en un círculo vicioso, donde cae el gasto, la recaudación, la inversión y es muy difícil salir después de él.
Gustavo Scarpetta
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