Con el liderazgo de Manuel Velarde, actual Jefe de la SUNAT, y en específico la celebración del Aniversario de dicha Institución, en las últimas semanas hemos sido testigos de los cambios que se vienen en cuanto a la lucha frontal contra el fraude tributario en todas sus manifestaciones, desde el delito dolosamente cometido por inescrupulosos evasores hasta la falta de cumplimiento de las obligaciones, entre las que el pago de los adeudos tributarios tiene especial importancia, ya que se trata de impuestos (algunos de ellos tienen la calidad de retenciones) que algunos contribuyentes guardan indebidamente en sus bolsillos dejando de cumplir con el Fisco, lo que a la larga deviene en la desatención de muchas acciones que desde el Estado tienen la más alta prioridad por el impacto social, sobre todo en épocas de crisis mundial y de inestabilidad de nuestra recaudación, cuya caída y tendencia a la baja se sigue manteniendo en los meses que van pasando del 2009.
Esta nueva actitud, recuperada de la mística original que muchos extrañaban de parte del ente administrador de tributos, es la más adecuada desde muchos puntos de vista, sobre todo en una sociedad como la nuestra tan proclive al incumplimiento y que rápidamente adquiere costumbres viciosas o busca la manera de escapar a las responsabilidades que nacen de la propia ley.
Dentro de las acciones naturales que le corresponden a la SUNAT como Administración Tributaria responsable están las de fiscalizar permanentemente a los contribuyentes, atendiendo a los altos niveles de incumplimiento y evasión que existen todavía, buscando cambiar sus conductas y sus malos hábitos, además de generar el debido riesgo y la tan soñada conciencia tributaria que permita que aquellos cumplan y que los demás no se animen a hacerlo. Además, con ocasión del negocio aduanero que es también parte de sus funciones, la lucha contra el contrabando ostenta especial atención, dentro de la misma línea.
En este mismo sentido, la SUNAT debe procurarse de nuevas estrategias que provoquen el reconocimiento social como parte de una nueva mirada de la sociedad hacia el Estado, como ente promotor, que rbinda servicios y da satisfacciones, pero sin perder la brújula de la rigurosidad cuando ésta sea necesaria.
Es así como en los últimos meses hemos participado del lanzamiento de la nueva herramienta electrónica de la cobranza con Aliados, o los avances en la notificación electrónica de muchos documentos que son parte de procedimientos tributarios, así como la puesta en marcha del Call Center de Santa Anita. Más recientemente, el Remate a nivel nacional de deudores en cobranza coactiva y, lo más novedoso, el envío de deudores hacia el procedimiento concursal de INDECOPI, como herramienta que permita en alguna mediuda recuperar algo de la cuatiosa deuda tributaria que se tiene sin poder accionar en muchos casos porque las herramientas posibles se agotaron o resultan absolutamente inviables.
Con ocasión del remate a nivel nacional, Manuel Velarde señaló que "este procedimiento no será el único, sino que el objetivo de la administración tributaria será convertirlo en algo constante". Imaginamos que la misma idea se extiende a todas las acciones destinadas a recuperar presencia y riesgo en la sociedad y a mejorar los niveles recaudatorios totales, en especial aquellos referidos a las deudas tributarias pendientes.
Entendemos, jurídicamente, que esta reciente estrategia con los procedimientos concursales, busca detener la caída libre de muchas empresas que, aunque activas y habidas, se encuentran realmente en estado de fehaciente insolvencia para poder satisfacer sus deudas con el Fisco y que, de no tomar acciones por parte del ente recaudador, estarían engrosando las filas de los grandes cementerios de deudas incobrables que tiene el Estado. Acertada medida y encuadrada legalmente. Esperemos que los resultados sean los más favorables para el país.
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